En un barrio pobre de Barcelona se erige una nueva construcción. No muchos están concientes de lo que sucede alrededor de dicho inmueble. Historias que se entrelazan, se truncan, niños que crecen y juegan dentro, personajes que nos muestra Guerin al mismo ritmo de la creación del edificio.
Todo conlleva un proceso, y desde los cimientos, los personajes se van acercando unos con otros por la controversia que se genera al encontrar huesos humanos enterrados. Los encuadres fijos, tan limpios, se contraponen a la tierra, la suciedad, la pobreza, a la Juana diciéndole a su novio que ya no sea un mantenido, al señor durmiendo en la construcción. Existe una carga emocional remarcada pues no observamos a los personajes desde afuera, sino que el realizador integra partes de la cotidianidad que nos van demostrando poco a poco cómo son, qué sienten, qué viven, con quién ligan.
Me gusta la calma que se toma Guerin para desarrollar tanto a los personajes como la estructura, hasta la parte final cuando por fin se está vendiendo y llega gente extraña a ver los departamentos para comprarlos. Estoy segura que al escuchar frases como "Pero la vista es muy fea, se ve el barrio..." a los espectadores nos queda una sensación de complicidad con la zona, con el barrio y con toda la gente que ya conocemos de ahí. Es cuando la construcción se concluye y las relaciones también. Y una bonita escena de la Juana cargando a su novio por la calle, lo cual es una idea literal, cargando a cuestas la responsabilidad de su pareja.
Una entrevista con Luis Guerin acerca de su manera de realizar.
y un fragmento de una de las mejores partes...
martes, 28 de abril de 2009
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