miércoles, 20 de mayo de 2009

Salesman. Albert Maysles y David Maysles.

"I'm sick and tired of being sick and tired..."


La verdad: El documental muestra la experiencia de un hombre a punto del fracaso profesional.
A través de cuatro vendedores, "The Badger" Brennan, Charles "The Gipper" McDevitt,
James "The Rabbit" Baker, y Raymond "The Bull" Martos, Jean Rouch nos muestra las vicisitudes de la venta del que llaman el aún "Best Seller del Mundo": La Biblia.

La posición de los realizadores es de una imagen fantasma, nunca los vemos, se mantienen detrás de la cámara, sin embargo la influencia que ejercen sobre el montaje es evidente, ya que no es gratuito el tono nostálgico que le imprimen, pero desde una mirada humorística a veces y un tanto irónica. Por su parte, el montaje es la base del film, ya que nos da una atmósfera general tanto de la visión de los personajes, como de la visión arquitectónica que los rodea. Pareciera que el documental está hecho a dos cámaras por la inclusión de los contracampos coherentes y sin parecer re-enactment.

El documental tiene sus momentos de gloria, entre los que destacaría el momento surrealista cuando uno de los vendedores se pierde entre las calles y comienza a decir "Ali Baba", "Sinbad", es el mismo Rouch que menciona que es la cámara la que provoca dichos momentos, sacados de la cotidianidad y nos demuestra la verdadera vulnerabilidad del ser. Se demuestra a su vez la tragedia del personaje, se siente atrapado y lo demuestra con comentarios descontextualizados, frases mentales como si hablase para sí mismo... "I wish I was a rich man", y mientras canta, mantiene ese diálogo interno. Creo que es un buen logro de Brennan, pues es el único personaje que demuestra dicha introspección, y a su vez nos muestra que tiene una conciencia total de su situación.

El documental juega con lo que sucede. Como sabemos que la realidad tiene matices infinitos, lo concebimos dentro de lo existente, cuestión que no sucede con la ficción. Es por eso que Rouch va envolviendo poco a poco al espectador, dejando una sensación de compasión ajena, tanto de los vendedores por la gente que no desea comprar las biblias, como los clientes que son presionados aún a pesar de sus crisis existenciales, como es el caso de la mujer polaca.

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