Mentiría totalmente si niego que la obra de Vertov me conmovió de una manera exorbitada.
Nos encontramos en 1929, en plena experimentación cinematográfica, el teatro filmado y los planos generales. Vertov le da un giro completo a la historia y se adelanta increíblemente hasta descubrir un lenguaje cinematográfico que tomó mucho tiempo por desarrollar. Puedo mencionar tantos elementos como la cámara en mano, el cuidado de los encuadres y la composición, el plano detalle, el montaje paralelo, un plano inclinado, corte sobre el mismo objeto, campo-contra-campo, cámara lenta, en reversa... que eran principios desconocidos para los cineastas de los 20's y que sin embargo, Vertov los maneja con una naturalidad nata.
A su vez, me parece admirable la mirada que nos comparte de la ciudad, el estudio del movimiento en todas sus formas, y los retratos humanos en su vida diaria.
¡¡Viva Vertov!!
viernes, 30 de enero de 2009
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