domingo, 22 de febrero de 2009

Bert Haanstra, Zoo y Glas



Zoo maneja la estética de una manera lúdica y divertida. El director puso especial énfasis en retratar las actitudes de los visitantes al zoológico respecto a la experiencia que viven ahí adentro. Es una mirada muy específica dentro de un medio común. Existe una gran correspondencia respecto a lo que la gente ve y con el montaje de los animales, sobre todo cuando ambos comen sosteniendo alimentos con las manos. A su vez, juega con la música dando acentos muy específicos en reacciones de susto o sorpresa resultado de la relación animal-hombre y su reconocimiento, como es el caso de los flamingos. Me gusta el paralelismo que maneja el director con las texturas, como es el caso de la cebra y la señora, o el niño que pareciera tener cuernos. Para finalizar, el giro que le da en la parte "pasiva" del film, con una serie de bostezos, nos recuerda qué tan parecidos somos a los animales.



Por su parte, Glas me remonta al aspecto lúdico del que habla Haanstra en Zoo. Sólo que ésta vez nos muestra el arte de hacer vidrio soplado. El director utiliza el recurso de la música para darle todo el sentido desenfadado y hasta cierto punto refinado de la tarea que documenta. Está compuesta precisamente de los elementos que vemos, flautas - viento, vibes - vidrio; y ambos elementos se hacen presentes en el ritmo paralelamente a la imagen. En cierto punto del film podría decirse que tiene mucho el estilo de videoclip por la sincronía de acciones con los acentos y melodías. La trama tiene un giro importante que incluso se refleja muy fuertemente en la música, que es cuando comienza la parte de la máquina que fabrica botellas. Nos saca por un momento de toda la mecanización humana para incluír la parte maquinaria y se refleja en los sonidos electrónicos de sintetizadores. De pronto, la máquina falla y nos saca del contexto por un momento para regresar sutilmente a los hombres y a su tranquilidad al soplar el vidrio. Como contenido siento que no tiene una profundidad remarcada, sin embargo como ensayo estilístico me parece muy elegante y limpio.

Como colofón, un fragmento de Haanstra que nos muestra el proceso para enseñar a los niños a aguantar la respiración bajo el agua, y sus reacciones muy de cerca, llegando a un grado muy alto de emotividad.

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